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la paradoja de la algarada

Las algaradas (tumultos en las calles, cargas policiales, manifestantes ensangrentados) interesan a todos. Dado que parece que serán inevitables este otoño, todas las partes asumen que se les puede sacar tajada. A los manifestantes les interesa llamar la atención sobre su causa, y a los poderes les interesa que se transmita una imagen radicalizada de los que protestan. ¿Veis?, si ya os lo decía yo, nos dicen desde el Gobierno, los buenos ciudadanos no protestan y se quedan en sus casas pensando dónde pasar el puente del Pilar.

Paradoja: ¿pueden estas protestas beneficiar a unos y a otros al mismo tiempo?

Manifestantes, cargas policiales y algaradas en el 25-S en España.

Esto pasa de verdad en España en nuestros días, frente al Congreso, el 25-S y días sucesivos. Si pinchas en la foto la verás en grande, impacta más. Foto de Chema Moya (Efe). Puedes ver más imágenes del 25S en la galería fotográfica de El País.

Para no volvernos locos, el ser humano tiende a resolver cada paradoja a la que se enfrenta. Digamos que generan un desequilibrio que no llevamos muy bien. Así pues, para resolver la paradoja de la algarada tenemos varias opciones:

  1. Aceptarla sin más y aprender a vivir con ella. Corremos el riesgo de acostumbrarnos a que la policía apalee ciudadanos y a que los ciudadanos tiendan a saltarse la ley para que alguien escuche su desencanto. Ya lo avisamos: más de uno alcanzará un elevado grado de inmunidad emocional ante la crisis. Los síntomas son desgana general, hablar mal de los alemanes al menos dos veces al día y estar enganchado a alguna serie nocturna. La Seguridad Social no cubre el tratamiento.
  2. Negarla e ignorarla. Esta suele ser la opción preferida por el ADN español: negar la mayor y recurrir a aquello del y tú más. Da lo mismo que existan imágenes explícitas, siempre podemos jugar a despistar y a decir lo contrario que la otra parte. Así suele funcionar el conjunto de los medios españoles. Los manifestantes dirán que hubo infiltrados que inician las algaradas y el gobierno dirá que manifestarse es cosa de perroflautas incívicos.
  3. Solución espacial. A lo mejor sucede que lo que vemos en los telediarios realmente está sucediendo en dos mundos diferentes. Los manifestantes podrían estar en el mundo de la irresponsabilidad, mientras que los políticos podría suceder que viven en un universo paralelo patrocinado por algún que otro banco. Las dos realidades se superponen, pero nadie puede decir qué va antes y qué va después, ni qué relación causal guardan entre sí.
  4. Solución temporal. Lo que hoy es una protesta minoritaria y no representativa, ridícula si se compara con los millones de votos que abren la puerta de la Moncloa, el día de mañana podría ganar adeptos y convertirse en una mayoría molesta. Soplaré y soplaré y la casa derribaré. En este caso la paradoja se resolvería con el tiempo. Esto sí que le debe dar miedo a más de uno.

Permítanme que haga aquí en Nueva York un reconocimiento a la mayoría de españoles que no se manifiesta, que no sale en las portadas de la prensa y que no abre los telediarios.

Mariano Rajoy (n. 1955), Presidente del Gobierno de España, con motivo de las manifestaciones del 25-S.


primeros videos del 19J

Una vez más, miles de ciudadanos cabreados (pero pacíficos) han vuelto a tomar las calles de las ciudades españolas. El mensaje sigue siendo contundente respecto a una crisis que ya va por su cuarto año: todavía no se han pedido responsabilidades a la banca y las soluciones de los políticos van a remolque de las exigencias de los mercados y no de las necesidades de los ciudadanos.

Esta semana saldrán marchas de desempleados desde varias ciudades españolas en dirección a Madrid. Tardarán varias semanas en llegar, pues van a pie, pero serán una nueva demostración de que bajo el paraguas del 15-M hay muchos colectivos que exigen cambios estructurales en la manera de practicar la democracia y la política en nuestro país.

A pesar de las multitudes vistas hoy, hay que dialogar, concretar, convencer, para que esta minoría siga creciendo.


«¿dónde está la democracia?»

Fragmento de una entrevista a José Luis Sampedro grabada el 14 de mayo (antes de las manifestaciones), realizada por Movimiento Visual.


responsables y mandatarios, les presento a la ciudadanía

¡Sorpresa mayúscula! Las manifestaciones del 15 de mayo en toda España han sido un éxito. Acudíamos sin saber muy bien qué encontraríamos, pero la respuesta de la gente ha sido tremenda. El temor inicial a ser cuatro gatos pasó pronto, la prensa habla de 20.000 personas en Madrid y 15.000 en Barcelona. Hace tres meses no había nadie organizado, hace dos meses ni siquiera existía este blog, el 15M había miles de personas en las calles pidiendo más honestidad política y menos caradura al sistema financiero.

Cuatro reflexiones al respecto:

1)     Una tercera vía surge: Hay una sensibilidad creciente que podríamos resumir en “quiero cambiar el sistema desde dentro, desde mi posición de ciudadano”, sin necesidad de hacer política partidista o ser un antisistema marginal.

2)     La prensa, en fuera de juego: Algunos medios ni se enteraron o no quisieron enterarse. Si el centro de una ciudad se llena con miles de personas y uno de los principales diarios no lo refleja es que algo pasa con ese medio. Otros medios han recogido la noticia y las TV también la han comentado, pero detectamos cierto desconcierto a la hora de tratar la noticia. “Los indignados” nos llaman unos, otros hablan sólo de jóvenes cuando hay gente de todas las edades, otros periodistas se confunden y centran sus análisis en grupos identificables como No les votes o Anonymous, que son sólo algunos movimientos de los muchos que han formado parte de las manifestaciones.

3)     Los riesgos que hacen peligrar la iniciativa ciudadana: Básicamente dos; la propia pluralidad de los participantes en las manifestaciones hace que desde fuera no se identifiquen unos objetivos claros y se genera un batiburrillo de mensajes confusos sobre qué es lo que quiere la gente; el otro riesgo es que las convocatorias atraigan elementos no pacíficos o con ganas de exhibir su sesgo ideológico que enturbien las intenciones de la mayoría de los participantes (en las manifestaciones vimos banderas que no debían estar allí).

4)     Próximos pasos: la gente se ha quedado con sensación de querer más. Hay margen para crecer y atraer a próximas convocatorias a muchas personas que todavía no han manifestado su malestar. Hay un año hasta las próximas elecciones generales, es mucho tiempo como para que esto no dé algún fruto. Hay que seguir adelante.

Será un placer leer vuestros comentarios aquí…

15M Banco de España (Valencia)

Imagen tomada en la manifestación del 15M en Valencia.