Basta salir de España durante una semana para darse cuenta de que en nuestro país vivimos permanentemente bombardeados por noticias sobre la crisis. Como muestra un botón, los titulares de apertura de El País de la semana pasada:
– Lunes: El BCE exige a España una ley contra desahucios más ambiciosa
– Martes: Bruselas pide a España acelerar las reformas en impuestos y pensiones
– Miércoles: Europa lanza un plan de emergencia para combatir el paro juvenil
– Jueves: Bruselas dicta plazos a España para reformar pensiones e impuestos
– Viernes: Rajoy y Rubalcaba fraguan su primer gran acuerdo político
– Sábado: El juez Ruz amplía la investigación a otras 22 empresas donantes del PP
– Domingo: La década perdida pasa el ecuador con leves signos de recuperación
Sin embargo, en la edición americana del mismo periódico:
– Lunes: Los comunistas chilenos buscan entrar en el Gobierno tras 40 años
– Martes: La Unión Europea levanta el embargo de armas a la oposición de Siria
– Miércoles: Estados Unidos se lanza a la reconquista del Caribe
– Jueves: El fiscal del caso AMIA denuncia la infiltración de Irán en América Latina
– Viernes: Maduro acusa a Colombia de intentar derrocarlo y sabotear la economía
– Sábado: Maduro baja la tensión con Colombia y arremete contra la oposición
– Domingo: El radicalismo de baja intensidad del presidente José Mujica
Ojo, que cualquier otro periódico español valdría igualmente.
Por un lado, es muy importante estar bien informados. ¡Peor sería no enterarse de lo que pasa! Pero por otro, parece que suframos una condena a vivir amedrentados por la economía, la corrupción o los recortes.
Que todos los periódicos hablen continuamente de la crisis, que los telediarios siempre abran con noticias negativas no hace más sino crear un clima de pesimismo general, en el que la frase «con la que está cayendo…» permita justificar todo una y otra vez. Pues si llueve, ¡paraguas! y a seguir caminando.